"Le llamo para pedir una cita"... La noción de inmediatez, una primera consulta y el síntoma en terapia psicoanalítica.



"El sujeto espera del analista que este con su sabiduría <lo cure> y le de <la felicidad>. En su discurso va a pedir soluciones, consejos y guía (síntoma clínico). Al inicio el sujeto es un paciente (...) cuando el sujeto cuestiona algo de sí mismo y está dispuesto a investigar dentro de sí los vericuetos de este asunto propio, decimos que se ha instalado un síntoma (el síntoma analítico). Al hacerlo, pasa de ser un paciente a ser un analizando."        
Rómulo Lander, 2012. - Manual de terapia Psicoanalítica  

       Suena el teléfono una mañana cualquiera... se trata de un (potencial) nuevo paciente quien contacta. "Le llamo para pedir una cita" se escucha al otro lado del teléfono... esta oración seguida de otras frases como "me lo ha recomendado ...tal persona..." (a veces un paciente)... suele ir acompañada de preguntas como ¿dónde se encuentra ubicado?,  ¿en qué horario trabaja?, ¿cuánto cobra? e incluso la forma de pago... de la cual no queda exenta la duda sobre si contamos con punto de venta (o Posnet) para poder abonar con tarjeta... Esto sin contar las tantas veces en las cuales prefieren no dejar mensaje en el contestador de voz sino escribir por e-mail, o incluso por mensajería instantánea como Whatssap. ¡Vaya atropellos sociales de esta nueva postmodernidad!

       Superado todo este protocolo inicial, que ya empieza a hablarnos de nuestro interlocutor, si finalmente la persona decide ir, y si no agenda una cita en vano para cancelar a último minuto o simplemente faltar sin el menor decoro de avisar, sucede la primera entrevista. Le llamo primera entrevista pues está claro que para nosotros en clínica psicoanalítica se trata de trabajos a largo plazo con una frecuencia no menor a una vez por semana, que se extenderá a lo largo de un período de tiempo indeterminado a fin de encontrar respuestas a un determinado padecer... No obstante, quien desde la primera llamada demanda la ayuda, muy pocas veces llega con esa idea que va a someterse a un tratamiento. Suelen hacerlo quienes ya anteriormente han estado en procesos terapéuticos por largo tiempo, colegas o estudiantes de psicología o psiquiatría, pero en realidad son relativamente pocas las oportunidades en las cuales quien toca nuestra puerta tiene idea real de la manera en cómo funciona nuestro trabajo. 

       Así, un gran porcentaje de los pacientes llega con la idea de estar solicitando "una consulta", como si de una queja física se tratara. Si Ud. se siente aquejado de un determinado síntoma físico acude a su medico, general o especialista, le plantea su problema, y este tras una entrevista no muy larga, el chequeo correspondiente y la recogida de datos muy precisos, le indicará, o mayor cantidad de exámenes, o un tratamiento puntual para su dolencia que incluirá fármacos. Y así no más, dejará una buena cantidad de dinero, pero en uno o pocos encuentros ya se habrá terminado el asunto y Ud. con fortuna habrá mejorado con la ayuda de los medicamentos que le fueron recetados y de volver, probablemente lo hará en varios meses para control. Con esta misma idea, llegan muchos pacientes a consulta... con la noción de tener un padecer que esperan <en ficción> que le sea solucionado en una o pocas entrevistas... De esta manera estará presente la idea de plantearnos problemas que arrastran durante toda una vida, frustraciones acumuladas durante años, sufrimientos intensos y prolongados y esperar que nosotros los arreglemos en un dos por tres... como si de utilizar una varita mágica se tratara. 

       Y es así, casi nadie llega a nuestros consultorios buscando analizarse o <iniciar terapia>, llegan con una queja, con una demanda puntual que esperan les ayudemos a tramitar de la manera más efectiva y rápida que sea posible, e incluso buscando consejos y herramientas para superar sus dificultades en cuestión de ... un mes, valga hipnosis, fármacos, órdenes como: debe dejar a su marido, ¡lo que sea! Las crisis económicas, con un ritmo de vida cada vez más ajetreado y globalizado, la falta de tiempo, que termina siendo una excusa perfecta en favor de las resistencias, y la noción de inmediatez llevan  a la búsqueda de tratamientos y soluciones rápidas y efectistas -que no efectivas- descuidando con ello la calidad del tratamiento, lo perdurable de los cambios y algo que para nosotros es muy importante, el haber aprendido más de si mismos, lo cual  suele sostener los progresos a largo plazo. 

       En resumidas cuentas, la mayoría de las personas llegan aquejadas con un <síntoma clínico> y en el proceso de las entrevistas estamos en el deber ético y profesional de explicar en qué consiste nuestro trabajo y la posibilidad de ayudar desde el lugar de nuestra escucha, con nuestras intervenciones, más no con herramientas ni consejos. Pasado un proceso de entrevistas, que bajo una visión clásica, no debería ser menor de al menos unas tres sesiones, podrá darse algún feedback en términos de qué estamos entendiendo que le pasa a la persona, nuestra visión profesional de su sufrimiento, que nunca se hará en términos de clínica psiquiátrica,  y entonces proponer un determinado funcionamiento... es allí cuando decimos que realmente podemos empezar tratamiento y terminamos de delimitar un encuadre. Hemos realizado nuestra oferta: el explicar que con un determinado método de trabajo, basado en la palabra y la escucha, muy alejado de esa noción de solucionarlo todo y de inmediatez tan vigente, podemos ayudar a un mayor conocimiento  de si mismo y con ello poco a poco a generar algunos cambios de los cuales el sujeto será partícipe y protagonista... lo cual por ende le ayudará a manejarse no sólo en relación a la queja "puntual" que inicialmente traían sino en múltiples aspectos de su vida. 

       Si esta persona acepta y realmente se compromete, no solo de palabra, sino de genuina intención y poco a poco deja de buscar respuestas afuera y comienza a ver hacia dentro, podría decirse que llegará pronto a su <síntoma analítico> y allí será cuando realmente estemos frente a un paciente interesado en avanzar con este tipo de tratamiento, que con el tiempo devendrá en un verdadero analizando. Todo esto, por supuesto, dependerá de cierta experiencia del terapeuta, de su capacidad de contener, de escuchar desde un principio, y siendo lo suficientemente empáticos explicar que nuestra oferta de trabajo les puede ayudar, aunque sea de un modo distinto al que originalmente traían en mente. Algunos durante este período inicial simplemente abandonan luego de la primera entrevista y no vuelven más... otros tantos sólo necesitaban ser escuchados y hacer un poco de catarsis, estos duran unas pocas sesiones, pero algunos, sí son susceptibles de entrar en tratamiento si se les sabe llevar. El verdadero paciente no siempre llega, sino que en el camino se hace, y en gran medida eso depende de nuestras habilidades de saber iniciar y conducir la buena terapia. 

       Por ello, creo que es posible afirmar que entre pedir una cita y demandar un tratamiento de psicoterapia o de análisis a largo plazo existe un abismo con una brecha que solamente algunos están dispuestos a cerrar, en un proceso de descubrimiento que a cuatro manos se escribirá durante un largo período de tiempo, pero que posiblemente dará mayores y mejores resultados que unas pocas palabras piadosas que busquen satisfacer la idea de inmediatez y una cura rápida que no existe, que sólo es una ficción imposible de alcanzar...  No dudo de los efectos terapéuticos rápidos que tiene el hecho de poder acudir a una primera consulta, pero un solo ladrillo no hace una casa...a fin de cuentas, las respuestas a sus preguntas estarán en ellos mismos, sólo es nuestro trabajo acompañarlos en su propio camino y poder mostrárselas cuando estén dispuestos y preparados para saber cada vez un poco más sobre su auténtico <síntoma>.  

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