Esa necesidad que tenemos los seres humanos de creer en algo



- Doctor, ¿Ud. Cree en Dios? - fue la pregunta, para mi inesperada, de un paciente quien hablaba de su manera de afrontar el duelo reciente por la pérdida de su esposa. 

- Todos creemos en algo, lo importante es en lo que Ud crea y cómo eso le ayude en este momento- mi respuesta.

       ¿Ambigua? Quizás, pero desde la técnica mi manera de reenfocarlo en el mismo y hacerle ver que más allá de lo que yo pueda pensar sobre la existencia de Dios, que seguramente para mi es diferente al de él, lo importante era su creencia y la manera en cómo eso podía contribuir al manejo del duelo tan fuerte que en ese momento atravesaba.  También he podido caer en el cliché de devolverle la interrogante y cuestionarle por qué eso era tan importante para él, pero me pareció innecesario, tanto como haber intentado interpretarle que quizás él se sentía inseguro producto del proceso que atravesaba y necesitaba una afirmación externa, o mostrarle algo de sus objetos internos en ese momento... quise ser abstinente sin caer en la impertinencia.  

       Sin embargo, la pregunta de este paciente da mucho para la reflexión. En el mundo existen diversas religiones y muchos más cultos, varias de ellas politeístas, otras menos monoteístas, principalmente el Islam, el Judaísmo y el Cristianismo, con todas sus variantes.  Millones de personas se agrupan bajo estas religiones, tres de las cinco más grandes del mundo conjuntamente con el Hinduísmo y el Budismo, sin embargo, el proceso de conocimiento, introyección y posterior manifestación de la fe que se profesa no es, en la mayoría de los casos elección del creyente, sino de su entorno, a través de procesos ( algunos hasta violentos) de cientos de años que han llevado a que se transmita culturalmente esa fe, desde la sociedad en la que se vive, hasta los padres quienes son los que generalmente inculcan la respectiva creencia durante los primeros años de vida.  Suelen ser pocos los casos en los cuales la persona elije a propia conciencia la religión a la cual decide pertenecer, siendo si, mucho más común que una vez perteneciendo a ella elija ser practicante activo de la misma, - o no -.  

        No obstante, además de llamativo, pareciera ser innegable que en su búsqueda infinita de respuestas y en su lucha constante contra sentirse incompleto, el se humano se ve en la necesidad de establecer creencias dogmáticas, creencias de fe, donde se pone en representaciones investidas de respeto, amor, cariño  y alabanza el poder de calmar nuestras dudas, inquietudes y ansiedades sobre cosas que se escapan naturalmente de nuestras manos, como el futuro inmediato o la existencia de un "más allá".  Es un hecho que desde nuestro inconsciente dicha representación existe al menos en el registro imaginario, incluso en aquellos que niegan creer en algún Dios o hasta manifiestan no tener ningún tipo de creencias. 

       El tipo de deidad y su nombre y las costumbres que se den en torno a ésta podrá variar en grupos de personas de acuerdo a su religión, sin embargo, el cómo sea percibida, la frecuencia ante la cual se recurre a la misma en búsqueda de la ansiada "paz mental y tranquilidad espiritual", dada por las respuestas posibles ante la angustia que se tenga y el que tan benevolente o persecutorio puede llegar a ser y vivirse este Dios variará de persona a persona, de inconsciente a inconsciente, y dependerá de muchos factores propios como la configuración de sus relaciones objetales, lo cual es totalmente individual, aunque parezca difuminarse un poco cuando se mimetizan unos con otros al conformar las masas,  por lo cual hasta comparando dos sujetos que profesen una misma religión, difícilmente la manera en como uno crea en su Dios o sus Dioses será igual a la del otro.

       Más allá de ello, pareciera ser conclusivo que en mayor o menor medida todos tendemos a dudar y por ende a tener la necesidad de buscar respuestas que calmen nuestra angustia y nos permitan sentirnos seguros, por lo que incluso hasta la persona más rechazada socialmente por crímenes cometidos , de seguro en algún momento se ha encomendado a alguna instancia incluso antes de matar a alguien, algo que aún siendo paradójico y hasta descabellado sucede; casos de estos sobran en entrevistas publicadas a sicarios, sólo por citar un ejemplo. Sin embargo, definitivamente la manera cómo ese criminal perciba su credo e incluso el temor a ser castigado puede ser distinta a la de la mayoría de las personas, lo cual no quiere decir necesariamente que aún víctima de sus propias circunstancias no crea en algo.

       Lacán, en su seminario Les concepts fondamentaux de la psychanalyse, señalaba en contraposición a Nietzche que no sucedía que Dios había muerto sino que por el contrario era inconsciente. Creo respecto a esto, que más allá de la diatriba centenaria que ha continuado y continuará con el tiempo sobre las teorizaciones que contraponen el cientificismo y el materialismo a la existencia de Dios, lo importante es tener presente que desde el registro imaginario y por supuesto también desde lo simbólico la existencia de "algo o alguien" superior que nos ayude a resolver los enigmas y las dudas imposibles de resolver por nosotros mismos como seres humanos está y continuará estando presente, más allá de los nombres, el credo o la religión y que la manera en cómo cada persona (sea paciente o analizando, o no )vea y asuma su existencia, o por el contrario la niegue, hablará del modo de vincular su Yo, no solo con las otras instancias de su propia psique, sino también con el mundo externo, por lo cual desde el papel del analista o el terapeuta, su comprensión resultará fundamental para la práctica clínica, independientemente de nuestras propias creencias, que igualmente siempre existirán pero que no tendrían por qué hacer presencia en el espacio de la sesión. 

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